Ah, dulce ignorancia —musa imprescindible de nuestra
política posmoderna—:
¿Quién necesita datos cuando los titulares gritan más fuerte?
Viva el furor instantáneo, el meme express, la verdad “a la carta”.
Bienvenido el regreso triunfal a la Casa Blanca: sin toga, sin mesura... pero
con egos XXL y pintura dorada a discreción.
¡Bravo! Porque hoy ignorar es sinónimo de valentía.
Convierte la ficción en verdad, y reportar hechos… en un acto de osadía.
Oh, ignorancia, artesana de la propaganda:
Tú borras líneas históricas con un tuit afilado,
transformas mentiras en consignas patrióticas.
Cultivas la desconfianza hacia los expertos,
haces de la ciencia una sospecha,
de la empatía, un signo de debilidad.
Y ese glorioso “America First”…
qué forma tan hábil de retorcer su significado
para que suene a patriotismo masivo…
pero solo unos pocos resulten beneficiados.
Ignorancia, amada mía,
te ovacionan por tu convicción,
aunque no entiendas el libreto…
ni tengas subtítulos para este “show”.
Gracias por recordarnos:
cada caída arranca cuando nos convencen que “ya lo sabíamos todo”.
Ahora, mientras caminamos otra vez hacia el abismo,
inspíranos, te lo ruego:
Que cuestionemos todo antes de
aplaudir.
Que tengamos el coraje de
decir “no sé” en lugar de gritar “sí, señor”.
Que recuperemos la cordura…
ANTES de que este circo se reinvente como la misma tragicomedia.